¿Mobiliario de hosteleria y colores? Sí, como soluciones de ambientación que van de la mano.
Hablemos de colores ¿Por qué los locales que ofrecen vinos de calidad están dominados por el color marrón y la madera llega hasta el techo? ¿Por qué los lugares de comida rápida están pintados en tonos chillones? ¿Porqué los restaurantes junto al mar se dejan ver con un tipismo blanco en paredes y techos? El color es muy importante a la hora de elegir donde vamos a comer o a beber. Una buena experiencia culinaria en un local con interiores recreados en tonos elegidos favorablemente son una invitación a volver.
Usted puede elegir el mobiliario para hosteleria y construir un espacio de acuerdo a lo que se desea comunicar, pero si el color de suelos, techos y paredes no es coherente con ese estilo de comunicación visual, sus clientes lo notarán de alguna manera. A veces basta con subrayar una serie de colores con cortinas, tapetes, manteles, alfombras, mesas para hosteleria o paredes pintadas en determinados lugares hacia donde se encamina la vista para crear ese clima de satisfacción en sus clientes que es capaz de poner su negocio en el mapa y redirigirlo en la orientación del éxito.
Hablemos del color, de qué sensaciones producen cada uno de los colores y extraiga por sí mismo las consecuencias para adaptar los tonos a su negocio, a el entorno de su mobiliario de hosteleria.
Es cierto que los colores pueden tener significados diferentes para cada cultura, pero es algo que, por encima de todo, tiene que ver con nuestras emociones y en éso, todos los seres humanos son iguales. Una habitación verde relajará, una blanca dará confianza y los levantadores de pesas seguirán alzando sus halteras en gimasios con paredes pintadas de azul.
Veamos qué se dice del color negro, el no color.
Negro. El negro es el color de la autoridad, del poder. Es el color de lo justo, lo que resulta serio y el que invita a mantener las formas. Un restaurante moderno, de aires minimalistas, con paredes y mobiliario hosteleria negro nos dirá del rigor de su cocina, del valor de sus vinos ¿No lo ve así?
Blanco. El blanco es el color de la inocencia y de la pureza. Pero también es el que mejor juega en todos los ambientes. Porque, a su manera, es neutro. El blanco atrae la suciedad, resulta difícil de mantener limpio en un local, pero, a cambio, tendremos la posibilidad de combinar esas paredes blancas con otros colores que den el punto y resalten el valor del cromatismo que queramos hacer llegar a nuestro clientes.
Recuerde que blanco dice limpieza, esterilidad y que es el color que mejor refleja la luz, el que hace más grandes y luminosas las estancias interiores. Por eso los restaurantes junto al mar son blancos. Se llevan la luz dentro.
Rojo. El rojo es un color emocional. Es un tono que hay que saber manejar bien. Porque es tan llamativo, tan vital que puede producirnos estímulos que tal vez no se puedan permitir en un local en el que se ha de comer con un tempo determinado.
Recuérdelo, el color rojo es el de los fast food, tanto para atraer al público que los ve desde la calle, como para hacer más rápida la rotación de los servicios de las mesas. En locales con colores intensos, se habla más, se come más rápido. El rojo estimula el apetito, al menos es lo que dicen los psicólogos. Una curiosidad ¿se ha preguntado porqué algunos equipos de fútbol pintan los vestuarios de los contrincantes de rosa y los propios de rojo? Pues éso.
Azul. El azul es el color del cielo. Un tono que invita a cierta tranquilidad. También, y dependiendo del color final, puede resultar frío. Son los lugares en los que se piensa cuando se menta un área de trabajo. Si busca que sus clientes ejecutivos coman en su local, no lo pinte de azul, por favor, creerán haber vuelto a la oficina. Y sí, los levantadores de pesas, levantan más pesas en gimnasios azules que en otros de otro tono. No es magia, es psicología aplicada.
Verde. Se trata del tono más natural, natural de naturaleza, el que llega más a las personas. Transmite familiaridad y tranquilidad. Si sirve comidas, el verde es el que le aconsejaríamos para un restaurante de comida casera, casera. Con el verde, podemos asociar sentimientos o temas como los alusivos a la fertilidad.
Amarillo. El amarillo, como el naranja, son colores de la alegría, del optimismo. Como el rojo habrá de manejar estos colores con sumo cuidado. Pero nadie dice que no pueda repartir tonos amarillos en cojines, como caramelos con los que alegrar calculadamente su local. Piénselo. Lo bueno, si en dosis pequeñas, mejor.
Púrpura. Es el color de la realeza, de la riqueza de la sofisticación, de lo complejo, también de lo femenino y hasta de lo que se considera romántico. Pero el púrpura, muy extendido puede parecer artificial, forzado. Se trata de un tono que se adopta también en pequeñas dosis en espacios interiores, porque puede llegar a saturar la vista y hasta el ánimo.
Marrón. El marrón es el color de la tierra, de todo en lo que confiamos. Es la naturaleza, en un sentido conservador. También denota autenticidad. El marrón es el tono del cuero, de árboles, y, en un sentido más psicológico, se relaciona con la tristeza y la melancolía. También se dice que es uno de los tonos que más gusta a los hombres.
Una nota al margen. Nunca relacione azules, marrones y morados con platos de comida o bebida, desde la noche de los tiempos los seres humanos aprendimos a encontrar en esos tonos todo aquello que no resultaba comestible, que era tóxico y lo que invitaba a afectar a la salud.
Ya sabe qué es lo que dicen los colores, ahora llévelo a la práctica con mobiliario de hosteleria como los de FcmMobiliario. Pique en este enlace para ver sus colecciones.